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Entrevista a Florencia, Cecilia y Kamila

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Orinú (O)- Las tres vienen del mismo lugar religioso?

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-Si

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O- Siguen participando al día de hoy ahí?

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-No

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O- Cómo llegan a ese centro religioso la primera vez?

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Kamila (K)- Llegamos en tiempos distintos y nos conocimos ahí mismo. Cuando yo llegué Florencia ya estaba ahí y al poco tiempo conocí a Cecilia. Entré por fe. Yo ya conocía el tema de religión y me deslumbró lo que era la casa, el jefe de la casa, como se manejaban, como te atendían, cómo te hacían sentir que eras una persona que valías; tal vez porque era un momento vulnerable en mi vida. Y empecé a asistir; cuando sucedió de que tenía una reunión con amigas, comenté al jefe y me dijo: "este sábado justo hay sesión, y vos tenés que enfocarte en lo espiritual", y llamaba a mis amigas y comunicaba que no podía asistir. También pasó con el cumpleaños de una hermana, que cuando lo comenté la respuesta fue "ah pero justo el sábado voy a hacer una limpieza, tenés que estar acá desde temprano; vos tenés mucho para dar, para que crezcas, y tu Orixá te lo reclama", y así iba postergando los eventos personales.

En un momento tuve problemas personales en mi casa y me respondieron "venite para acá, qué mejor que estés con los Orixás, que te enfoques", Entonces lo hice.

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O- ¿"Venite" significó "venite a vivir"?

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K- Sí, a vivir en el templo, lo cual accedí. Al principio me sentía muy cómoda, desayunábamos juntos, siempre recalcando el valor de la familia..., la unión, la espiritualidad, lo cual hacía que me sintiera muy bien. Pero después ya no iba más a mi casa, ya no tenía más contacto con mis hermanas por una razón u otra, él jefe me decía que mis amigas me perjudicaban porque me quería sacar de ahí, pero me invitaban como siempre a salir, o ir a la casa a tomar mate (como siempre) pero el jefe lo veía como algo "malo". Llegó un momento que yo me aferré tanto que sentía como que faltaba si salía por temas personales; que yo me debía a los Orixás, me sentía en falta. Esto llevó a que me empezaban a llamar y yo ya no contestaba el teléfono. Al único lugar que yo salía era a llevar y traer a mi hija a la escuela.

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O- ¿Tu hija también vivía ahí contigo?

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K- Sí; y eso es lo que más me duele, porque a veces por decisión de uno que es un adulto, terminan pagando niños, pues ella tampoco salía: dejó de ver a sus tías, abuelas, dejó de reunirse con su núcleo de amigos, dejó de concurrir a cumpleaños, porque teníamos que estar ahí, pues "los Orixás nos precisaban" y era para crecer, para estar mejor y si uno se lo planteaba, la mae se enojaba porque "no era que ella te quería apresar", sino que uno quería salir porque quería libertinaje, porque mismo lo llegó a decir que "salíamos porque queríamos salir con hombres y practicar malas costumbres", como que te denigraba.

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O- Parece una descripción de una colonia Amish

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F- Sí, no podías usar calzas, porque si te las ponías querías provocar a los hombres del grupo.

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K- Cuando la jefa sí usaba calzas. Tampoco no podías ir de bermudas, cuando ibas a limpiar o a trabajar (fuera del ámbito religioso) porque "ibas a provocar. Tampoco podrías maquillarte, porque estaba mal. Una vez una hermana de religión se pasó una planchita en el pelo, el cual le llegaba a la cintura, soñado le quedó; pues la jefa le dijo que así no podía ir, que tenía que ir de trenza.

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O- ¿La finalidad de esas reglas era realmente esperando que no se provocara a nadie en el grupo o era otra?

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K- Para mí el tema era su baja autoestima, por lo cual no quería que nadie estuviera más linda que ella; porque incluso si una persona se compraba una tela muy linda para hacerse un traje ella decía que no, que ese traje no le iba.

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O- ¿Cuánto tiempo participaste en ese centro religioso, desde que llegaste hasta que lograste la desvinculación de ese grupo religioso?

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K- Tres años y medio, fue mucho tiempo.

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O- ¿Y conviviendo ahí dentro?

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K- A los 2 o 3 meses de que me hice hija de la casa me fui a vivir ahí. O sea casi la totalidad del tiempo estuve conviviendo.

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O- Desde que te diste cuenta que querías desvincularte hasta que sucede, ¿cuánto tiempo te llevó?

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K- Yo estaba muy ciega, creo que en los últimos dos meses me surge un problema con el padre de mi nena que me hizo juicio y todo porque no podía ver a su hija, que hoy día lo veo natural porque si la situación hubiera sido a la inversa, yo habría hecho lo mismo, porque él quería ayudar a su hija. Yo cuando llegué ahí era sumamente independiente, siempre la luché, tenía dos trabajos, era madre soltera. Cuando llega este punto, yo ya estaba sin trabajo, con el papá de mi nena ya no tenía relación; mi hija la sufrió muchísimo. Cuando a mí me surge este problema me di cuenta de que estaba sola; porque si yo estaba mal por esto que me estaba pasando, pues no tenía plata para pagar un abogado y tenía miedo de que me quitaran a mi hijo, a todo esto, a la jefa la superaba la situación porque yo estaba mal, entonces se enojaba conmigo y mezclaba lo religioso con lo personal. Como se enojaba conmigo, hacía sesiones todos los días y en esas sesiones había apañes, apañes de varas que al momento de retirarme aún tenía mis piernas todas marcadas. Hoy por hoy lamento no haber ido a una comisaría y haber hecho una denuncia.

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O- Cuando te refieres a apañes, ¿te refieres a que tus entidades te apañaban a ti?

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K- No, mis entidades no llegaban, eran las "entidades de la jefa" quien lo proporcionaba. Incluso una vez en la línea de exú, la jefa me agarró de los hombros y me sacudió frente al tambor y mi entidad no llegaba. La entidad de la jefa me decía que yo estaba mal por un hombre, porque estaba enamorada del padre de mi hijo y por eso mi malestar, lo cual era totalmente alejado de la realidad. Ella lo decía para justificarse ante todos los demás hijos, que no era que me estaba apañando porque ella era mala, sino porque había un "motivo". Esto lo veo hoy por hoy que lo analizo fríamente.

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O- ¿Los "apañes" que te proporcionaban eran solos de la entidad de la jefa?

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K- No, tanto la entidad como también la jefa me los proporcionaba, ambas.

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Cecilia (C)- Igual los apañes estaban justificados porque la jefa antes de que comenzara la “seguidilla de apañes”, nos sentó a nosotras tres y a un hermano más y nos dijo que "nosotros no incorporábamos, que lo que teníamos eran oscurecidos, y que ella no quería oscurecidos en su casa". Cuando sucede eso, comienzan a hacerse las sesiones y las entidades de Kamila no llegaron más; por una cuestión de que cuando se enfrentaron Kamila le dijo a la jefa "yo con espíritus oscurecidos no quiero incorporar, entonces no llegan más". Y en una sesión de Umbanda que estábamos todos presentes, le pegó directamente (la jefa, supuestamente incorporada) para que incorporara. La tomó de los hombros y empezó a golpearla contra el tambor diciendo "yo soy Fulanita de Tal (nombre de la entidad) y a mí sí me vas a responder". Hoy por hoy se rumorea y se dice que nadie vio violencia en esa casa. Entonces si eso no es violencia, no sé de qué estamos hablando.

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O- Cecilia, ¿tú también viviste allí? ¿Cómo llegaste al centro religioso?

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C- Yo tenía una pareja en ese momento, era tamborero y lo acompañaba. A mí me gustó lo que se veía, la mesa, la comida, y empecé a relacionarme más... un poco más... un poco más... hasta que terminé siendo hija. Primero me jogó los buzios y ahí medio que tuvimos la primer diferencia, porque ella jogó los buzios y me dijo que mi Orixá era otro, distinto al que yo sabía que era hija, e igual asintió entregarme al santo que yo le dije. A mi pareja sí le trocó el Orixá de  cabeza, de un santo de fuego a un santo dulce y ahí empezó el caos.

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O- ¿Por qué crees que te respetó el Orixá que tu reclamabas y no hizo lo que sus buzios marcaron?

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C- Fue porque sino no me lavaba la cabeza, fue sencillo. De ahí en más ella se empezó a meter en mi relación de pareja y con la relación con mi familia.

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O- ¿A qué te referís con que "se empezó a meter"?

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C- Por ejemplo, mi pareja en ese entonces tenía hijos e hizo llevar a su hija más grande y jogarle buzios (la niña tenía 7 años), diciendo que era un niño muy problemático y otras cosas más, lo que llevó a que el niño se empezara a quedar en esa casa y no en el templo, porque "cómo una niña iba a dormir en el templo". La jefa no se llevaba con mi madre, porque mi madre vio venir todo lo que iba a suceder, se empezaron a enfrentar y yo por motivos personales culmino con la relación de pareja y con mi madre, lo cual incitó a que me quedara a vivir ahí.

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O- ¿Existió en ese centro religioso la diferencia de trato entre el antes y el después de formar parte de la casa?

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C- Sí; lo que ella hace es mostrar lo mejor de sí, comienza con halagos sobre lo bueno que unos es, sobre las entidades de uno... y cuando ya se está adentro viene la realidad. Podría definirlo con tres etapas: el enamoramiento (con halagos y demás), luego el sometimiento y después el darse cuenta de la cruda realidad.  Yo pasé de ser su hija amada y adorada, de la que tenía las mejores entidades a recibir insultos como "sos una porquería", o retirar a mis entidades antes de que terminaran de trabajar. Obviamente las humillaciones eran ante todos los hermanos de la casa, al igual que el planteo de los problemas personales para conmigo o cualquier integrante del grupo. Ante estas exposiciones, ella, la jefa, demostraba al terminar dolores de cabeza como reflejos de "lo mal que la hacían sentir" y al retirarse todos los pertenecientes del grupo me miraban como "la mala que hace sentir mal a la mae". Posterior a eso, pasado una hora aproximadamente, ella siempre se acercaba a mí para decirme "yo no te quiero hablar así, yo no te quiero gritar, pero vos tenés que entender que lo único que quiero es protegerte", lo que hace que uno caiga de nuevo viendo lo "buena" persona que es. Al tiempo (en el mismo día) se repite la situación de maltrato, demostrando un comportamiento cíclico. A esto me refería en la segunda fase. También recibí maltratos físicos al igual que Kamila dentro de los rituales religiosos.

 

K- Recuerdo una vez en una sesión, que la entidad de la jefa pide traigan un ave, nos para a nosotras tres frente al altar, consagra el animal, lo abre y nos refriega por la cara las vísceras de este, señalando a los demás hijos de la casa los que les pasaría si se atrevían a faltarle el respeto. Las palabras de la entidad fueron "así como Uds. maltratan a mi hija, hoy yo los sirvo de esta forma"

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O- ¿Eso lo dijo una entidad, espíritu de luz?

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C- Sí, el pai ogum para ser más específica. Obviamente luego de haberme retirado me doy cuenta que no era espíritu ninguno el que dijo e hizo eso, entre otras atrocidades religiosas, las cuales lamentablemente presencié muchas en ese lugar: desde caídas de asentamientos de Orixás al piso, roturas de cuartinhas pegadas con la gotita, hasta el despachar asentamientos de hijos que se fueron y que no se les fue permitido retirarlos de la casa.

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K- Quiero agregar que cuando nos "portábamos mal", nos pedía que escribiéramos nuestro nombre a puño y letra y lo clavaba debajo de sus facas.

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C- Recuerdo que una vez de tantas llegué a contestarle , porque era yo la más “rebelde", y tuve por orden de ella a Kamila detrás de mí todo el tiempo en forma de guardaespaldas para evitar que pudiera hacer algo malo, o sacar mis nombres de donde los hubiese puesto ella.

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K- Al punto de no dormir una noche entera para controlarla, porque supuestamente Cecilia hablaba y tramaba cosas malas con otro hermano de religión que también vivía ahí.

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O- ¿Cómo fue tu desvinculación Cecilia de esa casa?

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C- Yo estuve 3 años en ese grupo desvincularme me llevó menos de un mes. A ese momento ya se había retirado una de mis hermanas religiosa y me sentía sola; diría que eso me hizo tener el coraje de irme. Hasta el último momento yo seguía cumpliendo con mis obligaciones con la casa fuera de la religión.

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O- ¿A qué obligaciones te refieres?

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C- Como a uno le estaban brindando el techo, no nos tenía que costar limpiar, ni cocinar, ni colgar su ropa, ni limpiar su casa, ni limpiar su casa, etc...

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O- ¿Uds. pidieron para vivir en ese lugar?

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K- No, fue en forma de ofrecimiento por las situaciones de vida que estábamos pasando cada una.

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C- Recuerdo que cuando hice una obligación de santo, mi familia de sangre fue a acompañarme y se retiraron antes de culminar. Terminado el ritual las palabras de la jefa fueron "viste que no se quedaron, es porque no les importás.... por qué no te quedás unos días más en el templo y vas viendo..." y uno se encuentra entre la espada y la pared, porque yo estaba enojada con mi familia y no quería decirle que no a mi jefa; cuando quise ver ya estaba ahí.

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O- Florencia, ¿cuánto tiempo estuviste en ese templo?

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Florencia (F)- Yo estuve 7 años. Yo llegué porque tenía la mano de una persona que había fallecido y quería dejar la religión pues no me interesaba seguir practicando. Llego a esa casa por intermedio del abuelo de mi hijo; al llegar, la jefa, me quería hacer una limpieza a la cual me niego y pido que devuelva el dinero al abuelo de mi hijo; ella se enojó, dijo que había que hacerlo porque ya había comprado los materiales. Perdido por perdido, decidí hacerme la limpieza, habiendo aclarado en su momento que yo no quería seguir religión. Me dijo que no me podía dejar libre porque no estaba para quedar con la cabeza sin protección. Al tiempo mi marido también se hizo hijo de la casa, con el afán de estar juntos, porque "está bueno que los dos sean de religión", nos decía ella. Transcurrió poco tiempo y empezó a hablarme mal del abuelo de mi hijo y lamentablemente le creí, lo que incitó la desvinculación con él. Esto lleva a que nos ofrece el que mi marido, mi hijo chiquito y yo fuéramos a vivir ahí.

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O- ¿Uds. estaban teniendo problemas de familia o económicos para que surgiera ese ofrecimiento?

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F- No, la idea era poder ahorrar. Nosotros, mi marido y yo, trabajábamos los dos y fue ahí cuando empezamos a tener problemas; llegábamos cansados de trabajar y había que limpiar, cocinar, pagar la luz, el agua, etc. etc. y empezó el problema de que yo no tenía el coraje de decirle que me quería ir de ahí pues íbamos a terminar separándonos. Para mí era como mi madre y me costaba mucho romper ese vínculo, hasta la llamaba de "Ma". El dinero no nos daba porque trabajando la plata no daba ni para comer. Un día decidí avisarle que nos íbamos porque si no iba a terminar perdiendo a mi familia.

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O- ¿Cuánto tiempo vivieron ahí?

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F- 6 meses en total.

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O- ¿Y a cuánto tiempo de iniciarse en la casa fue el ofrecimiento de irse a vivir ahí?

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F- A los 6 meses de lavarme la cabeza. Nosotros nos mudamos pero yo seguí haciendo religión en esa casa, porque siempre igual ante todo yo creía en ella y sus palabras. Hasta que empezó a decirme que mi marido me engañaba, a lo cual le contesté que eso no se lo estaba creyendo; lo que quería era que yo rompiera el vínculo con mi marido y que volviera a vivir ahí. Desde el momento que me mudé el trato no fue el mismo, empezaron los destratos, desprecios y eso me dolía. Cuando surgió esta oportunidad de hacer que me separara nuevamente el trato mejoró, haciendo que mi confianza se afianzara con ella nuevamente; como si fuera un comportamiento cíclico. Y obvio que todo aquel que me trataba de alejar del templo era malo y no me servía para mi vida. El vínculo que tenía con ella era realmente fuerte, reitero que para mí era como mi madre. Ella entró a los partos de mis hijos, realmente me costaba ver la realidad. Después aparecía la culpa por no haber estado (cuando uno salía, por ejemplo) y pasaba a tener la carátula de "el malo", así como cuando uno no podía colaborar para una mesa de un ritual. Con el tiempo empecé a formar vínculos más fuertes con mis hermanos de religión y empecé a sufrir por las cosas que estaban viviendo ahí adentro. Por ejemplo, cuando vi lo que le pasó a Camila, yo me fui a mi casa llorando y le dije a mi marido "mirá lo que pasó..., yo me siento muy mal, no sé cómo ayudarla". (Llantos) Y la veía mal, la veía angustiada y no sabía cómo ofrecerle ayuda. Y después ella se fue. Y luego se fue Cecilia y me empecé a verme sola.

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O- ¿Tu considerás que te fuiste por ver la realidad o por haberte sentido sola?

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F- En su momento fue porque me sentía sola. Porque al principio iba por la mae, pero luego uno se da cuenta que la persona es como es, al comienzo te trataban bien y al otro día no y sin motivo. No se entendían esos cambios de actitud. Empecé a ver que las personas que yo quería no las tenía, porque uno no se da cuenta qué tanto vínculo tiene hasta que se pierden y ahí me di cuenta de que estaba sola. A mí no me pasaban las cosas que les pasaban a ellas, no me hacía esas cosas, pero me daba cuenta de que ,e estaba quedando sola. Hasta que en una de las últimas obligaciones vi cosas que en mi obligación ella no las hizo y fue un quiebre total, porque me apilaron los asentamientos que ella me había dado por tema de la obligación y a mí eso me dolió, porque para mí eso es sagrado. Y era para hacer lugar porque ahora tenía un hijo "más favorito", o mejor, o más lindo. Ahí fue cuando realmente hice el quiebre, ya no me importaba la religión, no me importaba la casa... dejé de querer. Entonces decidí irme... era muy ruin el trato hacia las personas, el desprecio, lo mal que ellos te hacían sentir por querer mantener vínculos con las personas que se fueron. El irte de la casa mismo ya te hace traidor.

La gente que lo ve de afuera piensa que una lo hace de resentida pero ni si quiera, es por el sufrimiento y el dolor que uno pasó, porque para mí el ver que a Cecilia la "apañaran" todos los días, me dolía mismo. Yo no podía creer y decía "¿qué tan mal está esta botija para que la apañen todos los días?!" Aclaro que el apañe no es un tema religioso, me refiero a un castigo físico de una persona a otra, porque esa "mae de santo " no incorporaba, porque si realmente incorporara no me cabe que pasaran las cosas que pasaban. Uno va viviendo eso y va perdiendo el brillo, el afecto... hasta que uno se da cuenta que va perdiendo lo que a uno le importa y llega un ponto que uno no entiende por qué está ahí. Pero también juega mucho el miedo, por ejemplo: mi marido tuvo un accidente y ella (la mae) se lo adjudicó ese accidente como que ella había hecho algo para que eso ocurriera. Y ella estaba feliz de que sucedió eso.

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O- ¿Eso te lo dijo personalmente a ti?

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F- No me lo dijo a mí pero sí a Kamila y a Cecilia. Y para poder salir de ahí tuve que hacer un trabajo psicológico.

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K- Yo me la llevé para mi casa porque ella estaba en un estado de crisis, porque Florencia decía "va a venir para acá, va a venir para acá y yo voy a caer otra vez, otra vez me va a convencer. Estoy mal, no me dejes sola". Ahí le dije: “agarrá a los niños y nos vamos”.

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O- ¿Alguna de Uds. ha consultado un psicólogo?

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C- Yo, luego de haber salido de ahí y hasta el día de hoy.

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F- Yo estuve en tratamiento psiquiátrico estando ahí. El último mes antes de irme fui al psiquiatra porque yo me estaba dando cuenta de que no dormía; todos se dormían y yo me paraba frente al cuarto de santo a llorar ante los pais (los santos) que me ayudaran porque (llanto) no tenía descanso, pensaba las 24 horas del día pensando que estaba traicionando a mi mae de santo, que estaba traicionando a los Orixás, por tener esos pensamientos malos de decir "pero si hay un orixá, ¿por qué me pasa esto?". Pero al mismo tiempo yo sentía que le faltaba el respeto al Orixá por pensar eso. Entonces yo no dormía, me ponía a llorar y pedir por favor que me ayudaran, que me dieran calma, que me dieran paz... y cuando me quería acordar salía el sol. Llegó un momento que yo era como un ente, porque no dormía, no comía, no me importaba cómo estaba vestida, porque estaba deplorable; una vez me encontré con un conocido que me dijo "Florencia, estás pastosa" pues la persona pensó que yo estaba consumiendo pasta base por mi imagen, entonces empecé a ir al psiquiatra y la doctora me empezó a ayudar. Le empecé a decir que estaba con miedo, pero no le nombraba a la mae, porque era como que la mae de santo se iba a enterar. Y el día en que la mae me dijo "yo te voy a acompañar al psiquiatra" entré en pánico... al final gracias a Dios ella no fue. Entré en confianza con la psiquiatra y le comenté del tema religioso y ella me dijo que yo no estaba en un culto espiritual, porque mi espíritu no estaba bien, que eso sería otra cosa pero que habría que analizarlo. La doctora me dijo "yo voy a darte unas pastillas para que vos puedas dormir, antes de acostarte vos toma esta pastilla así lográs dormir”. Yo las tomé y me hicieron mal, estuve todo un día "zombi", o sea el efecto me duró muchísimo tiempo, fue entonces cuando la mae de santo me sacó las pastillas y empecé nuevamente a no dormir, al mismo estado que estaba antes.

 

Recuerdo que desesperada volvía a la psiquiatra (diciendo en el templo que iba a una reunión en la escuela), pidiendo por favor que me atendiera sin número porque me había quedado sin medicación. Ahí le explique que la mae de santo me las había quitado porque consideraba que me estaban "dañando" y conseguí que nuevamente me las diera pero me pidió que las escondiera para evitar me las sacaran. "Yo como médico quiero tu bien como persona, para que no te lastimes" me dijo la psiquiatra; porque con ella sí podía hablar,a ella sí le dije que yo había pensado en suicidarme (llanto) incluso escribí una carta donde detallaba hasta cómo lo iba a hacer; y no lo hice porque sabía que estaba mi hijo ahí e iba a ser inconsciente hacer algo así en una casa de Orixá. Caí en un pozo depresivo muy grande, en el cual me sentía sola, que no servía para nada, que solo hacía daño, porque todo lo que hacía estaba mal, porque si me levantaba estaba mal, si dormía estaba mal, si no dormía estaba mal, si limpiaba estaba mal, si no limpiaba estaba mal... entonces sentía que lo único que estaba haciendo era daño. En esa secuencia de días hubo una sesión y cuando terminó la sesión, la mae de santo trajo las pastillas que me había sacado y dijo ante todos "ahora que estamos todos reunidos, todos saben que Florencia está mal, que está tratada psiquiátricamente" en forma despectiva. Contesté a todos mis hermanos que me miraran todos y que me contestaran si me veían bien, "mírenme, ¿me ven bien? ¿Esto me está haciendo bien?", fue ahí cuando un hijo de ella me respondió "bueno, si esto no te gusta ¿por qué no te vas?" y yo le dije "¿sabés qué? Tenés razón. Me voy!".

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O- ¿Hasta el último momento tú vivías ahí?

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K- Si, en ese momento agarré todas mis cosas mientras comenzaron a aparecer insultos por parte de hijos. La mae de santo llegó a ponerse frente a mí y decirme "de acá no te vas y si vos te vas a tu hija no la llevás". Ese fue la primera vez que logré enfrentarla, porque le dije "¿lo qué? ¿Que a mi hija no me lo llevo? Traé tu cédula y vamos a la comisaría a ver si no me llevo a mi hija"; ahí es cuando una hija se mete y le dice "no mamá, pará mamá". Terminé de agarrar todo y a mi hija y me fui. ¿Lloré? Sí, lloré, porque precisaba llorar. Lloré toda la noche. Al otro día de mañana me levanté y me dije "esta no soy yo"- Logré recién ahí ponerme firme y en menos de un mes estaba trabajando, y es verdad que tuve un duelo como de un año que no quería ni pisar un templo; estaba muy enfocada en mi hija, en mí, en estar bien. Después de que pude aclarar mi mente y agarrar coraje, ahí sí empecé a retomar mi vida, en lo espiritual y lo personal. Lo más triste es que tu hija te mire a la cara cuando te estás riendo por algo y te diga "Mamá, me gusta verte reír; antes vos no te reías, antes estabas siempre enojada". Ahí uno se da cuenta el daño que le hace a los que a una nos rodean. El daño que le causé a mi hija por soportar todo eso no tiene nombre, porque un niño se escapa de la decisión del adulto.

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O- ¿Tu hija cómo era tratada ahí? ¿Como uno más de la casa de ellos o como uno más de la casa de religión?

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K- Como mi hija. La hija "de". Y después de que yo me fui de ahí, mi hija contó que la mae de santo le decía "donde vos abras la boca o digas algo, yo te hago dar una paliza por tu madre". Cuando me entero de esto le pregunto por qué no me contaba nada, y la respuesta era "porque vos mamá le hacías caso a ella mamá".

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