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2 de Febrero Negro

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Al igual que todos los años, miles de religiosos y creyentes se acercan a la costa sur de Montevideo y cercanías para llevar sus ofrendas al Orixá del mar, Yemanjá.

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En las últimas décadas ha trascendido tanto que hasta se logra ver como un acontecimiento social, pues el mismo abarca no solo a practicantes de religiones de matriz africana, sino también a creyentes y curiosos en busca de un conforto espiritual o sanaciones físicas para ellos o familiares. Tanto es así, que podemos apreciar en plena rambla de Playa Ramírez de Montevideo  puestos comerciales ofreciendo ese día varios insumos para tal práctica (principalmente ofreciéndolos a no practicantes) que van desde velas, imágenes, estampas, hasta barcas de tergopol (espuma plast), flores naturales y artificiales y más.

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Sin duda alguna la veneración a tal deidad no conoce fronteras de cultos, púes tanto batuqueros, candomblesistas , umbandistas y más no se quedan de brazos cruzados y se presentan en el reino de “de la dueña de aguas saladas” para agradecer y hacer llegar sus ofrendas.

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Esta tradición ha cobrado una gran vitalidad y crecimiento desde que se comenzó a abrir las puertas del culto y permitir mostrar los rituales que antiguamente eran a puertas cerradas.

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Todo era lindo, hasta que….

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La descentralización de los centros religiosos y la falta de unión con su casa matriz ha llevado a que se genere un movimiento que cada vez mayor donde en vez de unirse con hermanos de fe para ofrecer los agrados a Yemanajá, estos se presentan en forma individuales inclusive comenzando a practicar ritos que antiguamente no eran comunes en espacio público o no eran considerados adecuados para tal fecha.

 

De esta forma, podemos ver hoy desde los grupos (o solitarios) alcanzando sus ofrendas al mar, así como también rituales de Umbanda, Batuque y hasta Kimbandas en plena arena de la playa, lo cual ha generado gran conmoción en la colectividad tratando de proclamar en algunos sectores de la misma qué sería lo correcto o no.

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A lo que a mí respecta, el artículo 5 de la Constitución de la República Oriental del Uruguay asegura que “todos los cultos religiosos son libres en Uruguay”, por lo que no tendríamos la potestad legal de poder decir cuál rito se puede hacer o cuál no, así como también de qué forma sí o de qué forma no, por lo cual, cada religioso debería ser consciente y libre de poder expresar su fe a la forma de culto que considere.

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3 de febrero, día del llanto de Yemanjá

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Luego de la gran fiesta que para muchos comienza el 1° de febrero, las imágenes que se ven año a año el 3 de febrero muestran una gran falta de cuidado por el medio ambiente, a tal punto de pensar que quienes se acercan a llevar sus ofrendas a las costas montevideanas se olvidan de que cultúan una religión panteísta.

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Restos de tergopol (espuma plast), envoltorios plásticos, botellas, adornos de materiales no biodegradables vuelven en menor parte a la costa luego de haber sido ofrendados horas antes son parte de los elementos que se logran encontrar desde tempranas horas de la mañana.

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¡Lo peor es lo que no vuelve! Cada elemento no natural que queda en el mar, afecta directamente en forma negativa el ecosistema marino, envenenando a animales que los consumen, aparte de aumentar sensiblemente la polución marina, la cual aparentemente no se encontraría bajo el manto de Yemanjá según el actuar de los religiosos.

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Movimientos sociales sin fines de lucro, como lo es Afroumbandismo Verde, ha comenzado años atrás a implementar la idea y costumbre de ser conscientes con el cuidado del medio ambiente llamando a que se utilicen materiales biodegradables y no dañinos a la naturaleza, como barcas de madera entre otros elementos, así como también incitando a que se retire al momento de ofrendar los materiales innecesarios, como bolsas plásticas, frascos de perfumes, etc., pero siempre quedan personas que no se dan por enteradas.

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Este movimiento ha colaborado años anteriores con la IMM en la recolección de desechos en las playas el día posterior al 2 de febrero en forma honoraria, para lograr mantener el equilibrio no solo ambiental sino también social, pero como es de esperarse no se logra convocar a la totalidad de quienes llegan a la playa.

Orgulloso de ser un cerdo

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Más allá de intentar de incentivar el uso de materiales biodegradables, siguen apareciendo promociones en Santerías varias opciones de barcas de tergopol, así como no falta el autodidacta que la fabrica él mismo y sube a la red social hasta el “paso a paso” de la construcción de su arma destructiva del bienestar ecológico.

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Los mismos aseguran que siempre se hizo así, que heredó esa práctica de su casa matriz y que no se debe cambiar el actuar ancestral, lo cual se contradice con la historia del poliestireno expandido (definición técnica del espuma plast), dado que su fabricación comienza por primera vez en 1930 en Alemania, viéndose retrasada la inserción en el mercado por la Segunda Guerra Mundial. El ingreso a Norteamérica para el uso comercial fue recién en 1948 siendo el uso del mismo restringido dado que se comenzaba recién a ver las aplicaciones que podría llegar a tener, principalmente de aislante térmico.

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Quienes usan y fabrican las barcas de espuma plast se sienten “atacados” cada vez que se cruzan con un posteo contrario al uso de la misma y obviamente esto es porque es más sencillo hacer algo que ya estoy acostumbrado que usar el don de “ser pensante” que se le fue entregado para darse cuenta que el daño que genera tal elemento es mayor al agrado que se pueda generar.

La paja en el ojo ajeno

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Varios posteos en redes sociales existieron sobre las condiciones en que quedaron las playas luego de este 2 de febrero de 2019. A tal punto que precandidatos políticos de cara a las elecciones internas de junio de este año sondean la posibilidad de tratar el tema como caballito de batalla, bajo la frase de legislar para que esto no siga ocurriendo.

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Pero claro, esto es porque es un daño generado por mucho menos del 1% de la población en un solo día. También se debería ver las condiciones que feriantes día a día dejan las calles montevideanas luego de trabajar, o ver en qué condiciones queda la avenida 8 de Octubre en la mañana del 6 de enero, los desfiles de carnaval y corsos barriales o si vamos al caso, las condiciones de la playa Capurro de Montevideo.

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Por supuesto, es más fácil atacar a quienes no pueden defenderse dado que no existe representación parlamentaria de dicha congregación religiosa, inclusive generar controversias en la comunidad de religiones de matriz africana para que, mientras discutimos entre nosotros, los demás hacen lo que ellos consideran.

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